jueves, 9 de octubre de 2008

Eufrosina Cruz


Eufrosina Cruz es una mujer, que tuvo la "osadía" de participar como candidata a la Alcaldíal de su pueblo de origen, Santa María Quiegolani, Oaxaca. México.
Para la sorpresa de quienes detentan el poder en ese lugar, Eufrosina Cruz ganaba la elección, por ello estos personajes decidieron eliminar los votos para esta inédita candidata bajo el argumento de que las mujeres no tenían nada que hacer en política y que su lugar estaba en la casa, en el cuidado de los hijos y las labores domésticas.
Más curioso aun fue el argumento añadido de que una mujer con estudios (Licenciada) no podía ocupar esa posición política. Las razones, en todo caso, apelaban a los "usos y costumbres" de la comunidad.
Eufrosina Cruz es una mujer fuerte y voluntariosa: admirable. Desde pequeña se negó a aceptar un destino prefijado y salió del pueblo para evitar reproducir la experiencia de las mujeres que conocía.
Con muchos esfuerzos logró licenciarse y, tras una aleccionadora experiencia profesional, decidió regresar a asentarse en su lugar de origen y competir por el poder político.
Ese mismo carácter la llevó a no conformarse con la arbitraria decisión de quienes detentan el poder en Santa María Quiegolani; por ello acudió al Congreso y al Instituto Electoral locales.
En ambos lugares no recibió la restitución de sus derechos políticos violados. Peor aun: como resultado de la visibilidad de su caso, empezó a recibir amenazas de muerte por parte de quienes habían cometido el atropello antidemocrático en su pueblo.
Eufrosina Cruz tiene miedo, pero también la firme convicción de que su causa es justa y que vale la pena continuar la lucha por ella.
Sabe también que su experiencia se ha convertido en una ventana privilegiada para analizar no sólo la situación de las mujeres en las comunidades indígenas del país, sino también para evaluar de manera crítica la supuesta bondad absoluta e incontestable de los usos y costumbres de esas comunidades.
Varias instituciones, como el Conapred y la CNDH, han pedido al gobierno de Oaxaca medidas cautelares, es decir, de protección, para garantizar la integridad de Eufrosina y para que sus acosadores tengan el castigo necesario. Pero la solución a su caso tiene que ir más allá: es necesario que sus derechos políticos sean restituidos. Porque en ese caso no sólo estamos ante un caso claro de discriminación de una mujer, a la que se le impide el ejercicio de derechos constitucionales, sino también contra el principio democrático mismo, ya que la voluntad de los ciudadanos (mujeres y hombres que apoyaron a Eufrosina Cruz) ha sido violentada.
La ley electoral de Oaxaca admite la elección por el mecanismo de usos y costumbres, pero en ningún momento admite ni justifica la violación de derechos constitucionales como el de votar y ser votado. Tampoco justifica la exclusión de las mujeres de la vida política de las comunidades.
Pero aún si lo hiciera, no podría prevalecer contra la Constitución que a todos nos rige y que prescribe la no discriminación, la igualdad de hombres y mujeres y el principio democrático para la elección de gobernantes.
Existe un enorme equívoco cuando se habla de la vigencia de los usos y costumbres. Se cree que la tradición, sólo por ser tradición, genera actos legítimos e inatacables. Desde luego, ese cemento de la sociedad que es la costumbre debe ser cultivado y protegido, pero sólo cuando no atente contra los derechos constitucionales de nadie.
Eufresina ha conseguido que prime los derechos universales sobre la ley de usos y costumbres. Ha rechazado el ofrecimiento a la candidatura de alcaldía de su pueblo, quiere ir a más. Luchar por los derechos de la mujer como ser humano.

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