"...De algún modo se relacionaba todo con un cuento que había oído contar una vez, sobre un niño que nació con un tornillo dorado donde debería tener el ombligo. A lo largo de veinte años consulta con médicos y especialistas de todo el mundo, tratando de deshacerse del tornillo, pero sin éxito. Por último, en Haití, va a ver a un médico vudú que le administra una pócima de olor nauseabundo. Se la bebe, se echa a dormir y tiene un sueño. En este sueño se encuentra en una calle, iluminada con lámparas verdes. Siguiendo las instrucciones del hechizero, toma dos a la derecha y una a la izquierda desde su punto de origen, encuentra un árbol que crece junto a la séptima farola, del que cuelgan por todas partes globos de colores. En la cuarta rama desde la copa hay un globo rojo; lo rompe y en el interior encuentra un destornillador con un mango de plástico amarillo. Con el destornillador se extrae el tornillo del abdomen y tan pronto como esto ocurre se despierta del sueño. Es por la mañana. Se mira el ombligo y el tornillo ha desaparecido. Por fín se ha levantado aquella maldición que ha durado 20 años. Delirante de alegría se levanta de la cama y se le cae el culo. "
- Thomas Pynchon -
- Thomas Pynchon -
1 comentario:
Debe ser que todo tiene su función. No podemos deshacernos de las cosas, si no sabwemos en qué nos ayudan o fastidian.
Aunque no nos gusten, algunas cosas son por nuestro bien. Pero nuestra ceguera no nos deja verlo. Mira que aceptamos poco la diferencia.
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