lunes, 12 de abril de 2010

De cómo una mirada puede ser un puñal y ensangrentar los pulmones y cortar el aire como cuando un cristal cae de un decimo octavo piso

Sigue crujiendo.
Lo siento.
Es real.
Poquito a poco.
Finito.
Finitamente.
Por ahora.
El ruido es tan real,
como el pisar hojas secas.
Duele.
Cada vez más.
Y va a más indiferencia.
O a más distancia.
O a más soledad.
O a ...

No hay comentarios: