miércoles, 19 de mayo de 2010

Pa'fuera ya!

Mayo es un mes de dolor desde hace años para mí.
Pensé que este año sería diferente.
Pero no está siendo así.
Viene solo, de golpe, como un bofetón bien dado.
Ni te enteras por dónde viene.
Pero duele.
Vaya que sí duele.
Porque es real.
Parece que conforme pasa el mes, todo va yéndose.
Como el fluir de un río en su cauce.
Están siendo muchas emociones juntas.
Demasiadas.
Y piedrecitas algunas que no quieren salir del zapato.
Pero esas sí que tienen remedio, son molestas, pero no se clavan en la piel, no hacen herida.
Ahora bien, el dolor de hace tantos años ha vuelto.
Esta vez sin decisión final (por el momento).
Pero ha resquebrajado mi corazón.
Un poco más.
(Pues sí que me debe quedar, no? Tengo la despensa llenita)
Tantos días de llanto y más lágrimas creo que están limpiando mi iris.
Clareando las ideas, los objetivos.
Y que si el camino sube, bien habrá que subir, o descansar y luego seguir luchando.
Siempre fui luchadora.
Pensé que no me quedaban fuerzas.
Pero aún quedan.
Y no me rindo tan facilmente.
Soy cansina hasta para eso. Mucho.
Nunca imaginé que tendría tanta paciencia.
Supongo que el Amor lo puede todo.
Es una suposición sí.
Porque otras veces mi corazón me dice que tal vez no sea suficiente.
Que ya está bien.
Que lo quiero TODO.
Cuando quiero algo no me valen las medias tintas, quiero entregas sin condiciones. Totales. Absolutas. Hasta que te dejen sin aliento.
Y eso hace mucho que no lo siento.
Pero tengo esperanza, sí, mucha.
Y pondré todo lo que pueda de mi parte y más.
Porque lo doy todo. Me entrego sin condiciones.
Y quiero que tú también lo hagas.
Porque mi alma es tuya.
Tal vez por eso no hay decisión.
Porque no quieres que sufra.
Pero nadie muere por Amor, verdad?
O eso quiero creer.

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